Lo definía perfectamente el Secretario General de la
Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo: “hemos venido a rendir homenaje a
Santa Teresa de Jesús”. 78 Obispos de toda España, más el Nuncio de Su Santidad
(Mons. Renzo Fratini), así como el propio Gil Tamayo, se desplazaban este
viernes a Ávila para clausurar la Asamblea Plenaria. Una ocasión propicia para
que pudieran ganar el Jubileo dentro del Año Jubilar Teresiano declarado por el
Papa Francisco.
Precisamente Gil Tamayo destacaba la importancia de la jornada del 24 de abril, y se mostraba "muy feliz de estar en Ávila. Se han volcado con nosotros en la acogida". El Secretario General de la CEE explicaba que la intención de los Obispos con esta peregrinación era "poner la dimensión espiritual del V Centenario. Ella es Doctora de la Iglesia. Una gran Mujer. Un ejemplo cabal de la grandeza del ser humano. Y, sobre todo, una mujer de Dios, profundamente espiritual. Y la Conferencia Episcopal no podía hacer otra cosa que venir a rendirle homenaje. Y poner en un primer plano esa vigencia de los valores espirituales que es de lo que ella es fundamentalmente maestra". Para Santa Teresa no tuvo más que elogios. De esta "gran mujer" dijo, por ejemplo, que es "de las grandes cosas que tiene la “marca España” en todo el mundo y a lo largo de la Historia". Y que para la Iglesia tiene un valor especial, ya que con su vida y con sus obras, Teresa nos sigue enseñando "a cómo ser discípulos de Jesús. La prueba de que su magisterio sigue vivo es todo lo que se está organizando todo este Año Jubilar en torno a ella. Tantos personas, cientos de miles, en todo el mundo, que siguen admirando a esta mujer de Iglesia". Y elogios también para Ávila y los abulenses por parte de Gil Tamayo: "Nos sentimos muy orgullosos de Santa Teresa. Y nos sentimos muy orgullosos de Ávila de cómo rinde homenaje y de cómo es coherente con su mejor ciudadana, la mejor de sus hijas, que es Teresa de Jesús, la Santa".
Precisamente Gil Tamayo destacaba la importancia de la jornada del 24 de abril, y se mostraba "muy feliz de estar en Ávila. Se han volcado con nosotros en la acogida". El Secretario General de la CEE explicaba que la intención de los Obispos con esta peregrinación era "poner la dimensión espiritual del V Centenario. Ella es Doctora de la Iglesia. Una gran Mujer. Un ejemplo cabal de la grandeza del ser humano. Y, sobre todo, una mujer de Dios, profundamente espiritual. Y la Conferencia Episcopal no podía hacer otra cosa que venir a rendirle homenaje. Y poner en un primer plano esa vigencia de los valores espirituales que es de lo que ella es fundamentalmente maestra". Para Santa Teresa no tuvo más que elogios. De esta "gran mujer" dijo, por ejemplo, que es "de las grandes cosas que tiene la “marca España” en todo el mundo y a lo largo de la Historia". Y que para la Iglesia tiene un valor especial, ya que con su vida y con sus obras, Teresa nos sigue enseñando "a cómo ser discípulos de Jesús. La prueba de que su magisterio sigue vivo es todo lo que se está organizando todo este Año Jubilar en torno a ella. Tantos personas, cientos de miles, en todo el mundo, que siguen admirando a esta mujer de Iglesia". Y elogios también para Ávila y los abulenses por parte de Gil Tamayo: "Nos sentimos muy orgullosos de Santa Teresa. Y nos sentimos muy orgullosos de Ávila de cómo rinde homenaje y de cómo es coherente con su mejor ciudadana, la mejor de sus hijas, que es Teresa de Jesús, la Santa".
La jornada comenzaba temprano, en el Monasterio de La
Encarnación. Allí, en el mismo lugar donde profesó Santa Teresa como carmelita
y donde pasó la mayor parte de su vida, los Obispos rezaron la Hora Tercia.
Presidía Mons. Carlos López, Obispo de Salamanca (y natural de un pueblo de
Ávila). Y les acompañaban representantes de numerosas comunidades de vida
consagrada de la diócesis abulense.
Desde allí, partían al Convento de La Santa, edificado en el
lugar donde se encontraba la casa natal de Teresa de Jesús. Es por eso que se
considera como “el corazón del V Centenario”. Los Obispos estuvieron
acompañados de distintas autoridades civiles, encabezadas por el alcalde de
Ávila, la Subdelegada del Gobierno, el presidente de la Diputación Provincial,
directores de los Colegios Diocesanos, representantes de las fuerzas
y cuerpos
de seguridad del Estado y de la Fundación del V Centenario. Fue el Presidente
de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Blázquez (también natural de un pueblo
de Ávila) quien presidía la Misa Jubilar, centrada en la figura de Santa
Teresa. En su homilía, Don Ricardo definió a la Santa abulense como "un don precioso de Dios a la humanidad", y recordó la “herencia preciosa” que nos ha
dejado la Santa andariega. Una herencia que podemos ver “en su vida y su alma
que hallamos en sus escritos, sus hijas e hijos en quienes tomó cuerpo y forma
su obra reformadora, sus obras escritas en admirable español que son libro vivo
y no sólo narración o doctrina”. Por eso, afirmó que “la memoria de Teresa está
viva también en nosotros”, como se ve en las numerosas iniciativas que se han
puesto en marcha en este V Centenario, y de las que el Presidente de la CEE
aseguró que están encontrando “una respuesta gratificante”. Por cierto, como dato curioso, cabe destacar que Mons. Blázquez recibió de manos del Vicario General del Carmelo una réplica del Bastón de Santa Teresa, como el que está recorriendo el mundo en esta peregrinación que tanto está dando que hablar por la gran acogida que está teniendo esta reliquia teresiana.
Al término de la Eucaristía, y tras la Bendición Apostólica
para lucrar la Indulgencia Plenaria por el Año Jubilar, Mons. Blázquez, el
Obispo de Ávila y los Cardenales presentes en el presbiterio se dirigieron a la
capilla natal de Santa Teresa para realizar una breve oración final en el mismo
lugar que vio nacer a la insigne Doctora de la Iglesia hace ahora 500 años.
Tras clausurar los trabajos de la Plenaria con una última
reunión en el Seminario diocesano de Ávila, y de compartir una comida fraterna
en el mismo lugar, los prelados se desplazaron a otro punto teresiano de
especial interés: el Convento de San José, primera fundación de Santa Teresa.
En ese primer “palomarcito”, nuestros Obispos llevaron a cabo una emotiva
adoración al Santísimo, con la participación de las madres carmelitas del
convento, quienes, a través de las rejas de clausura, acompañaron el acto con
sus cantos y con diversas lecturas de los escritos de la Santa.
Con la
despedida final del Obispo de Ávila, que aseguraba sentirse “muy feliz” por
haber contado con tan importante presencia episcopal, los Cardenales y algunos
obispos firmaron en el libro de convento para recordar su paso por el mismo. Se
cerraba así un día emotivo y especial para todos, en el que se vovió a
demostrar la enorme importancia que mantiene la impronta de Teresa de Jesús en
la Iglesia española.
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