Queridos amigos y
hermanos de la diócesis de Ávila:
Os decía en mis
cartas anteriores que la visita ad limina
apostolorum consistía en el encuentro que todos los obispos del mundo
tenemos con el obispo de Roma, y que podía traducirse como “ponerse en camino
hacia la casa del Sucesor de Pedro en Roma”.
En esa visita se
unían dos responsabilidades: la de cada
obispo, que expresa su comunión con el Papa Francisco, y la del Papa, que
fortalece la fe a los obispos, les ilumina el camino, les corrige. Es el
encargo expreso que Jesús dio a Pedro, primero de los papas: «Y tú confirma a
tus hermanos» (Lc 22, 32). Nuestra responsabilidad,
la de los obispos, la expresábamos ofreciendo al Santo Padre nuestras manos
abiertas y nuestro interior franco al diálogo con nuestro Pastor universal. El
Papa ejercía su responsabilidad iluminando nuestro camino en cada diócesis y
fortaleciendo nuestra fe y nuestro ministerio apostólico.
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