Abordamos una nueva Obra de Misericordia en la diócesis: Dar de comer al hambriento. En este sentido, el nuevo Economato de Cáritas abrió sus puertas el pasado 18 de enero en el edificio de la Avenida de Madrid. Fernando Carrasco, delegado episcopal de
Cáritas Diocesana, nos explica su funcionamiento
En primer
lugar habría que decir que no se trata de una tienda a la que puede acudir
cualquiera, sino aquellas personas que la parroquia (en coordinación con
Cáritas diocesana), después de estudiar su caso, les hayan entregado un carnet
revisable cada tres meses. Con él, podrá ir voluntariamente a coger los
alimentos que necesite, hasta la cuantía que tenga asignada.
Además, el Economato viene a completar la ayuda que dan
tradicionalmente las parroquias, aportando también alimentos y artículos de uso
diario.
Más que completar, viene a sustituir la forma de hacer de las
parroquias. A las parroquias iban las familias, y, por turnos, les daban
aquellos alimentos que necesitaban, o de los que la parroquia disponía. Ahora,
la diferencia es que las familias irán cuando quieran al Economato (dentro de
su horario de apertura), a elegir ellos mismos los alimentos. Y allí habrá no
sólo alimentos no perecederos, sino también carne, pescado, huevos, leche,
verduras, productos de alimentación infantil. Todo lo que constituye una
alimentación digna básica. Es una manera más organizada, más estudiada, y más
libre: es la familia la que va a por los alimentos que ella elige, según sus
necesidades y los gustos que tienen sus miembros.
Alimentos básicos, productos de limpieza e higiene, que,
además, están a un coste bastante inferior al del mercado.
No es que se vaya a
dar productos a un bajo precio. Se ha estudiado la situación de cada familia
que va a tener derecho a ese carnet, si tiene o no tiene ingresos. Y esa
circusntancia la van a llevar reflejada en el carnet. Si esos ingresos (paro,
renta básica, etc) le pueden permitir abonar como máximo el 25 % del coste de
ese artículo. Por el contrario, si no
tiene ingresos de ningún tipo, pues no va a pagar nada, y su “compra” la
pagaría la Cáritas parroquial y la Cáritas diocesana.
¿Quién valora esas circunstancias personales y familiares?
Ese estudio parte de la Cáritas parroquial y de los trabajadores sociales de
Cáritas diocesana. Es un estudio real, con datos oficiales de si tienen o no
tienen medios. Y en función también de su tipo de gastos e ingresos: es
distinto una familia que vive en su casa y no paga renta, a una familia que
está pagando una hipoteca o un alquiler; es distinto una familia que cobre 700
euros de paro, a una familia que cobre los 400 euros de la renta básica
garantizada, o la que no cobra nada. Lo que queremos es que haya justicia e
igualdad entre todos, y que todos puedan ser atendidos dignamente. Por eso, los
carnets se revisarán trimestralmente, porque uno puede cambiar sus
circunstancias personales, pueden encontrar trabajo, terminar el paro ...
Pero esta ayuda no se quedará tan sólo en dar alimentos,
imaginamos ...
Lo que se trata es de que los equipos de las Cáritas
parroquiales continúen acompañando, y estando al tanto de la marcha de las
personas. Y de cómo se pueden abordar otra serie de dificultades, como por
ejemplo cómo perpararse para encontrar un empleo y salir de esa situación.
Queremos que las personas sigan acompañadas y puedan además formar parte de
alguno de los programas de Cáritas.
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