En la campaña de la Iglesia Diocesana, se nos pide
corresponsabilidad y colaboración. Muy bien, pero ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo
podemos colaborar? Nos pasa con nuestra parroquia exactamente lo mismo que nos
pasa en casa, con nuestra familia… Como están ahí y no nos faltan, no le damos
mérito a todo lo que tenemos en ella.
En una parroquia fuimos bautizados y, por eso, pertenecemos a la familia de los
hijos de Dios. Somos hermanos entre nosotros por el bautismo, hijos de un mismo
Padre. A continuación te vamos decir cosas muy sencillas para sentirte un poco
más familia, un poco más parroquia. Igual te suena raro, pero la historia de
Dios con los hombres es una historia de amor. Por eso, cuanto más conocemos,
más queremos conocer. Es algo tan grande…
1.º ¿Conoces la historia de tu parroquia? ¿Cuándo se
construyó? ¿Quién la construyó? ¿Su historia? ¿Los primeros sacerdotes? ¿Los
primeros catequistas? El primer bautizo, la primera boda… Hay mucha historia
por descubrir y tú formas parte de esa historia. La parroquia nos acompaña en
los momentos más importantes y también más cotidianos de nuestra vida.
2.º ¿Conoces cuántos grupos hay? Niños, jóvenes y
adultos tienen, al menos, una hora semanal en la parroquia, y van conociendo
cada día mejor a Jesucristo. Forman su fe porque hoy es más necesario que nunca
dar razón de nuestra esperanza. ¿Por qué creo? ¿Para qué creo?
3.º Quizá, acaso, perteneces a una parroquia muy
pequeña, pero esto sirve para una gran parroquia y, también, para una que no lo
es tanto. ¿A cuántas personas visita el sacerdote a la semana? ¿O el grupo de
Cáritas? ¿Y las personas que acompañan a los enfermos?
4.º Y todo esto, ¿para qué? A lo mejor tú puedes
colaborar en alguna actividad en tu parroquia. Puedes dar catequesis, visitar a
personas mayores, recibir también catequesis y profundizar en la fe…
5.º Quizá eso de sentarte en una reunión no va contigo.
Hoy, por ejemplo, hay templos que, desgraciadamente, no se pueden abrir. Los
sacerdotes no pueden llegar a todo, y es importante que haya templos abiertos
donde poder rezar, donde encontrarse diariamente en silencio y orar… Tú podrías
ofrecerte para estar pendiente del templo y de sus visitantes una hora al día,
o a la semana, o cuando puedas. Será un gran y valioso servicio.
6.º ¿Tampoco? ¿Rezar? Fíjate qué importante. Rezar por
tu parroquia, por los niños que van a recibir la primera comunión este año; los
jóvenes que recibirán el sacramento de la confirmación; los que se van a casar;
o por los que han fallecido… Rezar para que la parroquia sea en medio de tu
barrio o de tu pueblo un lugar de puertas abiertas, un lugar de misericordia y
de esperanza.
7.º Colaboradores voluntarios de Cáritas, de Manos
Unidas… ¡Hay tanto por hacer! ¡Tanta necesidad material y espiritual! ¡Tanta
falta de consuelo y de esperanza! La mayor de las virtudes es la caridad. En
nuestra parroquia tenemos que vivir con fortaleza en la fe, con seguridad en la
esperanza y con constancia en el amor. Hacer de la parroquia un lugar cercano,
cálido… Una parroquia de puertas abiertas.
8.º Igual que en nuestras casas, también la casa de
nuestra familia en la fe tiene unos gastos mensuales: luz, agua, teléfono,
limpieza de salas de catequesis, calefacción… Quizá se necesita alguna reforma:
tejados, u otras obras de mantenimiento. ¿Te has interesado alguna vez por esta
cuestión? ¿Conoces el presupuesto anual? ¿Conoces los gastos y los ingresos?
¿Qué se puede estar necesitando? También es nuestra casa y las necesidades de
nuestra familia.
9.º En el tema económico también puedes ayudar. Con mucho
o con poco. Esporádicamente o mensualmente, trimestralmente, semestralmente o
anualmente. Además, ahora es una gran oportunidad, porque desde enero de 2016
los donativos a cualquier institución, asociación u oenegé van a desgravar más
por ley; esto mismo se aplica, por supuesto, a las donaciones que realices a la
parroquia y a la diócesis. Puedes descargarte AQUÍ un díptico informativo.
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