Al cumplirse en este mes de abril el tercer
año del Pontificado del Papa Francisco, hemos podido ver su moneda
conmemorativa, en la que (como ya anunciamos el pasado mes de junio) aparece la
imagen del éxtasis de Santa Teresa, de Bernini. Por expreso deseo del Papa, el
reverso de la medalla conmemorativa de su tercer año de Pontificado no lleva,
como era costumbre, el rostro del Pontífice, sino la imagen de Santa Teresa de
Jesús, primera mujer Doctora de la Iglesia. Una iniciativa que demuestra la
particular cercanía del Papa Francisco por el nacimiento de la Santa abulense,
en ocasión del V centenario de su nacimiento que hemos celebrado el pasado
2015. El Obispo de Ávila, Mons. Jesús García Burillo, ya cuenta con una de
estas monedas, que avivan el recuerdo de un año singularmente especial para
nuestra diócesis.
D. Jesús, con la moneda conmemorativa |
La moneda, de la que se han realizado unos
4.000 ejemplares, muestra en su anverso la insignia de Papa Francisco, llevando
alrededor la inscripción: FRANCISCUS P.M., así como el nombre de la artista
(Alessia Di Giuseppe, de 26 años). En el borde de la moneda se lee la
inscripción E CIVITATE VATICANA (La ciudad del Vaticano) y el número de la
medalla. Y ya en su reverso es donde encontramos ese Éxtasis de Santa Teresa de
Ávila, inspirada en la obra de Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), situada en la
Iglesia de Santa María de la Victoria en Roma (1647), así como los años del V
Centenario (1515 – 2015). La representación marmórea representa el encuentro de
la Santa con el puro amor de Dios. La inscripción AMOREM CHRISTI IN ANIMO
TENEAMUS (amor a Cristo tengamos en el
alma) es una fuerte invitación a tener, en toda circunstancia de la vida, amor
a Cristo, porque “el amor reclama amor”.
La moneda, en la mano de nuestro Obispo D. Jesús |
Este pasaje que tan bien reflejó Bernini, y
que ahora se plasma en esta moneda, lo resume la propia Santa Teresa en su
Libro de la Vida: «Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma
corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino
pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy
subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines
[...]. Viale en las manos un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me
parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas
veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba
consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios» («Vida», 29, 13).
La medalla conmemorativa fue presentada en la pasada
solemnidad de los Santos Pedro y Pablo (29 de junio de 2015)
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