Nuevo especial para conocer cómo se realizan las distintas
obras de misericordia en la diócesis. Comenzamos por una de las corporales: la
visita al enfermo. En el ámbito de la Pastoral de la Salud, el sacerdote Jesús Sánchez es el coordinador del Servicio
Religioso Católico en el Complejo Asistencial de Ávila
(Hospital Ntra. Sra. de
Sonsoles y Hospital Provincial)
-¿Cuál es la tarea principal de un capellán en el ámbito
hospitalario?
Lo fundamental para lo cual el Sr. Obispo nos ha enviado allí es
para realizar una atención pastoral de los enfermos, de sus acompañantes y de
los profesionales de la salud.
Intentamos hacerles llegar esa fe en Jesucristo a través de los
Sacramentos (de la Eucaristía, de la Unción del Enfermos, del Perdón), así como
estamos presentes en ese acompañamiento al final de la vida. Cada día visitamos
a los enfermos y sus familiares en las habitaciones, llevando una palabra de
aliento, de esperanza desde la fe en Cristo.
- ¿Cómo se propicia esa visita al enfermo: es él quien la
solicita, o es iniciativa del capellán?
Se dan las dos situaciones. A veces el
enfermo requiere la presencia del sacerdote para recibir algún Sacramento. Pero
también nosotros vamos haciendo visitas regularmente por las diferentes
plantas, encontrándonos con los enfermos. Y en esas visitas, si requieren algo de
nosotros, se lo ofrecemos.
- ¿Cuál es la acogida que percibís por parte de los
enfermos?
En general, es una acogida muy positiva. El hospital es también un
centro de humanización. Cuando uno acude allí por enfermedad, necesita
encontrarse con otro ser humano que le dé esperanza, una respuesta a su
problema. Y no hablamos únicamente de sanación física, sino también espiritual.
Es curar también el alma, que al final puede redundar también en una mejoría
del propio cuerpo, infundir fuerzas para seguir con la lucha.
-Ante una situación de salud extrema o delicada, ¿habéis
constatado que el enfermo o sus familiares se acercan más a su fe?
Normalmente
cuando uno se encuentra en un momento crucial, se aferran a lo más esencial de
su vida, lo que pueda darle respuesta a
los interrogantes que en esos instantes se puede plantear. Es ahí cuando
necesitan una palabra de aliento, de esperanza. Muchas personas se reencuentran
en esos momentos con sensaciones y creencias que habían olvidado. Es una
oportunidad para ayudarles a encontrarse con ellos mismos, pero también con el
Señor. Un Dios que no te condena, sino que te acoge, vivas en la situación que
vivas. Encontrarte en el hospital con la enfermedad y la muerte, sobre todo
cuando son personas muy jóvenes, es duro; pero todo esto otro que te estoy
contando es lo que te llena de paz. Son experiencias preciosas.
- Podría darse el caso contrario, y que una persona muy
creyente se alejara de Dios, “enfadada con El” ante momentos de dificultad …
Es
gente que cree en un Dios que ya no predica la Iglesia: un Dios castigador, que
nos pone a prueba con la enfermedad. Cuando llegan esos momentos duros, se
rompen, y empiezan a preguntarse por qué a ellos. Nosotros les mostramos no un
Dios que castiga, sino un Dios que se une a tu dolor, que coge tu cruz y te
ayuda a vivir esa enfermedad que ha venido por diversas circunstancias. Y el
hecho de saber que Él está contigo, que te acompaña, te da fuerzas para seguir
adelante y te da la esperanza de la vida eterna. Nosotros intentamos ayudarles
a vivir más ampliamente la dimensión de su realidad. Que la vida es muy bonita,
pero tiene momentos difíciles; y, si tienes fe, lo vas a vivir de un modo
diferente.
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