En la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los
periodistas, dirijo mi felicitación muy cordial a todos cuantos formáis parte
del mundo de los medios de comunicación social. Lo hago con gozo y gran
sentimiento de gratitud. Es un bien incalculable el que nos hacéis a la
sociedad con vuestro servicio permanente de comunicación. Por eso, el día de
vuestra fiesta es un buen momento para agradeceros vuestra solicitud, esfuerzo
y entrega por la búsqueda incansable de la verdad.
Vuestro Santo Patrón siempre destacaba lo que él llamaba
“tres virtudes insignificantes”: la dulzura de corazón, la pobreza de espíritu
y la sencillez de vida. Comprendo que son tres recomendaciones difíciles de
practicar hoy en día. No parece que este espíritu de San Francisco de Sales sea
precisamente el que hoy alienta los modos de pensar y actuar de la sociedad.
Sin embargo, os las recuerdo en esta jornada, para que nunca perdáis el
horizonte de poder asumir un modo de vida donde la sencillez y la verdad
acompañen nuestras vidas. Queridos periodistas, en los complejos momentos que
vivimos nuestra sociedad necesita personas auténticas, que sean transmisores de
esperanza, voz de los que no pueden o no saben cómo manifestar sus necesidades,
voz de los que se sienten abandonados porque no se les escucha, la voz de
quienes buscan un mundo más justo, más humano, más lleno de Dios.
¡Felicidades sinceras a todos!
+ Jesús, Obispo de Ávila
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