Queridos diocesanos:
Como sabéis el Papa Francisco, ha convocado a la Iglesia
universal a un “Año Santo de la misericordia” como «un momento extraordinario
de gracia y renovación espiritual» (MV 3). Este Jubileo extraordinario dará
comienzo el día 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María, fiesta litúrgica que indica el modo de obrar de Dios: abriendo en
María la puerta de la Misericordia y de la Salvación, y concluirá el día 20 de
noviembre del 2016, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, encomendando de
este modo «la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos al
señorío de Cristo» (MV 4).
El tercer domingo de Adviento se abrirán en todas las
diócesis la Puerta Santa de la Misericordia. «Deseo que la indulgencia jubilar
llegue a cada uno como genuina experiencia de la misericordia de Dios, la cual
va al encuentro de todos con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando
completamente el pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los
fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa,
abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano…
como signo del deseo profundo de auténtica conversión» (Carta a Mons.
Fisichella, 1/9/2015). En nuestra diócesis de Ávila, esta puerta de la
Misericordia se abrirá en: la Catedral, en el Santuario de Sonsoles y en el
santuario de San Pedro de Alcántara de Arenas de San Pedro. La Iglesia, que
tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, abre su Puerta para que
alcance la mente y el corazón de toda persona.
Con respecto a las personas que por diversos motivos se
verán imposibilitados de llegar a la Puerta Santa: los enfermos y las personas
ancianas y solas, a menudo en condiciones de no poder salir de casa, el Papa
les anima a «vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía
al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indica la
vía maestra para dar sentido al dolor y
a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo
la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria,
también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el
modo de obtener la indulgencia jubilar» (id).
El Santo Padre se dirige a los presos: «Que a todos ellos
llegue realmente la misericordia del Padre que quiere estar cerca de quien más
necesita de su perdón. En las capillas de las cárceles podrán ganar la
indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su
pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de
la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los
corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad»
(id).
«La indulgencia jubilar se puede ganar también para los
difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos
dejaron. De igual modo que los recordamos en la celebración eucarística,
también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por
ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de
culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin» (id).
Queridos diocesanos, en este Año Santo el Papa Francisco nos
invita a todos a abrir la puerta de nuestra vida a la misericordia por medio de
las obras: «Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el
jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo
para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la
pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los
pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (MV 15).
Con mi bendición y afecto.
+ Jesús, Obispo de Ávila
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