La fiesta del Corpus Christi de este año nos
lleva a pensar conjuntamente en Santa Teresa de Jesús y en las personas
empobrecidas por causa de la crisis.
La Eucaristía en la vida de la Santa tuvo una
importancia capital. En la Eucaristía se encuentra con el Esposo amado, siendo
muchas las gracias que el Señor le hace tras la comunión: "Un día, después de
comulgar, me parece clarísimamente que se sentó cabe mí nuestro Señor y
comenzóme a consolar con grandes regalos, y díjome entre otras cosas: “Vesme
aquí, hija, que Yo soy; muestra tus manos”; y parecíame que me las tomaba y
llegaba a su costado, y dijo: “Mira mis llagas. No estás sin mí. Pasa la
brevedad de la vida” (Cc 15,6).
La eucaristía es para Teresa «verdadera
comida», en la que puede experimentar la presencia sublime de Cristo dentro de
ella: «El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.» Vive
este sacramento como manifestación suprema de Cristo y de su amor, como
prolongación de la presencia de Cristo entre los hombres; Cristo eucaristía es
para Teresa misterio de comunión, principio y germen de unión. Después, Cristo
la conducía a entregarse a los demás con toda el alma: "habiendo un día comulgado,
mandóme mucho su Majestad lo procurara con todas mis fuerzas" (V 32,11). La
Eucaristía le exigía vivir en fraternidad.
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