En su homilía, Don Jesús ha querido hacer referencia a la renovación del Altar Mayor, donde se celebraba la Eucaristía, manifestando su acción de gracias y nuestro gozo al ofrecer al Señor un presbiterio renovado. En este presbiterio se pueden ver ahora las lápidas episcopales preservadas de la humedad. Lápidas de nuestros obispos, que, según nuestro prelado actual, “representan para nosotros, sacerdotes del mismo presbiterio, el altar vivo de la Iglesia. El presbiterio renovado representa, por tanto, la historia de nuestra Iglesia particular de Ávila”.
También hacía referencia Mons. García Burillo a la situación actual de la Iglesia universal, que cuenta con un nuevo Pontífice. Del Papa Francisco decía que posee “docilidad al Espíritu y pobreza interior”. Unas armas que, a su juicio, impregnan su pontificado. Y recordaba lo que el propio Santo Padre nos ha propuesto: caminar siempre a la luz del Señor, edificar la Iglesia sobre la piedra angular que es el mismo Señor, y confesar a Jesucristo, para no acabar siendo una ONG asistencial.
Todo ello en una Misa Crismal en la que se han bendecido el Óleo de los catecúmenos, el Óleo de los enfermos, y el Santo Crisma, ante la presencia del casi centenar de sacerdotes que concelebraban con nuestro Obispo, manifestando así su comunión con él.
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