viernes, 3 de marzo de 2017

¿Esperanza laboral?

Queridos diocesanos:

La semana pasada he mantenido un encuentro con el Comité de Empresa de Nissan, la factoría de automoción de Ávila que está viviendo unos momentos de incertidumbre ante su futuro. Fue un encuentro cordial y sincero, en el que pude escuchar de primera mano la preocupación de los trabajadores por la situación en que se encuentran tras el cese de producción de uno de los camiones, y la reducción de las unidades del otro. Durante algo más de una hora me expusieron cuál era la problemática en que vivían y la conveniencia de que la sociedad abulense conociera esta realidad. Me sentí verdaderamente unido a ellos y a todo el mundo del trabajo.

Ciertamente yo sigo con preocupación las noticias que nos llegan desde Nissan, al igual que de otras empresas con dificultades, arrastradas por una voraz crisis que se resiste a abandonarnos del todo. No me olvido de la fábrica de Elgorriaga, cuyos trabajadores pasan meses sin percibir salario, o de Composites, en Arévalo, con demandas de atrasos, o de tantos autónomos y pequeños empresarios, a los que les exige un verdadero esfuerzo seguir adelante día a día con sus negocios, que tristemente en ocasiones deben cerrar. Con todos comparto profundamente mi preocupación y mi oración de creyente y mi esperanza.

Es bien conocido que de Nissan viven unas 500 familias que buscan el sustento con su duro trabajo, lastradas por los vaivenes del mercado. A ellas hay que sumar otras trescientas de empresas auxiliares. Por tanto, estamos hablando de casi un millar de familias afectadas por la inestabilidad. Si Nissan cerrara -es una de las tres opciones que ha admitido la empresa-, la proporción de abulenses que vería de alguna manera truncado o alterado su futuro, sería muy considerable. Como ocurrió hace unos años con la empresa Lear, muchas familias verían dañada su estabilidad, personal y económica. Y esto, a la larga, repercutiría directamente en las posibilidades para nuestros jóvenes, pérdida de capital humano, empobrecimiento general de la sociedad, aumento de la desesperanza. Produciría un impacto incalculable en el conjunto global de nuestra sociedad.

Por eso, con todo respeto, me permito hacer una llamada a todos, porque todos debemos comprometernos en el bien común. A la multinacional Nissan y a sus responsables, para que cumpla sus compromisos, manteniendo el empleo y las inversiones, teniendo presentes las palabras del Papa Francisco: “Todas las actividades humanas, también la empresarial, pueden ser un ejercicio de la misericordia”. A los trabajadores de Nissan, y en especial a sus representantes, para que mantengan el talante dialogante y constructivo en la defensa de sus puestos de trabajo, de su futuro y de sus familias, en definitiva de la ciudad de Ávila. A los representantes políticos, para que continúen implicándose en la solución de tan grave problema, de modo que legislen teniendo presente a la persona humana como centro de la economía y elemento fundamental del desarrollo de la comunidad, y trabajen para generar empleo digno, estable y de calidad en nuestra provincia. A la ciudadanía de Ávila, para que sea sensible ante las dificultades de nuestros vecinos y se implique en la búsqueda de soluciones. Y a la comunidad cristiana, para que acompañemos con nuestra ayuda y apoyo a las personas que tienen dificultades en su trabajo o pierden sus empleos, haciendo denuncia profética de las injusticias o explotaciones de todo tipo y promovamos la solidaridad como principio básico de convivencia.


Queridos amigos trabajadores, empresas, sindicatos e instituciones, pensando en el presente y en el futuro, hagamos de nuestra ciudad y nuestra provincia un lugar donde el ser humano pueda desarrollarse y pueda crear familias que garanticen el futuro de Ávila, un espacio de vida y con vida. No decaigáis, no perdáis la esperanza.

+ Jesús, Obispo de Ávila

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