Llegamos al
final de este hermoso camino del V Centenario del nacimiento de santa
Teresa de Jesús, en el que hemos peregrinado tras las huellas de su
vida, de su espiritualidad, de sus obras y de su mensaje para los
hombres y mujeres de hoy. En este camino hemos sido bendecidos por el
Papa Francisco, quien nos ha concedido, a toda la Iglesia española,
la gracia de un Año Jubilar y también se ha hecho presente y
cercano con dos mensajes pontificios con los que nos ha animado a
profundizar y vivir el espíritu de la Santa.
El Papa
Francisco nos ha recordado que nada de lo que movió a la Santa en su
camino de santidad y de reforma ha perdido su vigencia.
«Contemplación y acción siguen siendo su legado para los
cristianos del siglo XXI. Siglos después, su testimonio y sus
palabras nos alientan a todos a adentrarnos en nuestro castillo
interior y a salir fuera, a “hacerse espaldas unos a otros… para
ir adelante” (Vida
7,22). Sí, entrar en Dios y salir con su amor a servir a los
hermanos. A esto “convida el Señor a todos” (Camino
19,15), sea cual sea nuestra condición y el lugar que ocupemos en la
Iglesia (cf. Camino
5,5)».
La vida, la
espiritualidad y la obra de santa Teresa de Jesús tienen mucho que
aportarnos en la actualidad. Dan muestra de ello el continuo fluir de
peregrinos, los numerosos visitantes a la ciudad que la vio nacer, y
las variadísimas iniciativas: congresos internacionales,
exposiciones -entre ellas, Las Edades del Hombre, con el tema:
“Teresa de Jesús, maestra de oración”-, teatro, conciertos,
publicaciones, etc., que nos han ayudado a profundizar en el
“castillo interior” de la Santa abulense más universal.
Entre los
frecuentes encuentros realizados, hemos admirado el Encuentro Europeo
de Jóvenes, realizado los días 5 al 9 de agosto en esta ciudad de
Ávila. El EEJ 2015 ha sido un gran acontecimiento eclesial, una
plataforma para expresar de forma visible la fe en Jesucristo y el
dinamismo de la Iglesia, especialmente entre los jóvenes, dando
testimonio de la actualidad del mensaje cristiano y de la fraternidad
universal. Los jóvenes se reunieron en torno a Cristo, convocados
por santa Teresa de Jesús, para crecer, profundizar y dar testimonio
de su fe y su amor a la Iglesia, porque como dice la Santa «Está
claro que no puede uno dar lo que no tiene, sino que es menester
tenerlo primero» (Fundaciones
5,13).
Aprovechando
la gracia jubilar y el espíritu teresiano, nuestra Iglesia diocesana
ha vivido un tiempo de misión. Una misión que no acaba con el V
centenario, sino que deseamos continúe en el tiempo. Siguiendo las
indicaciones del Papa Francisco, nuestra Diócesis quiere ser una
«Iglesia en salida», una comunidad de creyentes que avance hacia
las periferias de nuestra sociedad para ofrecer la alegría del
Evangelio (cf. Evangelii gaudium,
20).
El primer
objetivo que nos hemos planteado, de la mano de santa Teresa, es
conseguir una honda conversión espiritual, revitalizando nuestra
amistad con Cristo. Ahora bien, conocer a Jesucristo no consiste en
tener de Él un saber intelectual sino alcanzar una relación
personal, una sabiduría del corazón. Porque creemos que la
evangelización no consiste en la aceptación de una doctrina sino en
la transmisión de una experiencia.
La tentación
para una Diócesis tan antigua como la nuestra es quedarnos
cómodamente instalados en “lo de siempre”, vivir centrados en
nuestros problemas internos sin salir al encuentro de quienes se han
alejado de la Iglesia o no comparten la fe. En este año hemos
aprendido de santa Teresa y del Papa Francisco «que ya no podemos
quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos y que hace
falta pasar de una pastoral de conservación a una pastoral
decididamente misionera» (Evangelii gaudium,
15).
La misión
de este año en la Diócesis de Ávila, ha sido el inicio de una
nueva forma de situarnos como creyentes y evangelizadores en el
tiempo y en la sociedad actual. Después del V Centenario, ¿cómo
continuar esta tarea? En primer lugar, he pedido que la comisión que
ha coordinado este año la misión continúe activa para seguir
acompañando, animando y promoviendo la nueva evangelización en cada
comunidad cristiana: una Comisión diocesana
para la nueva evangelización, vinculada a la
Vicaría de Pastoral. En segundo lugar, he pedido a los equipos
misioneros diocesanos que sigan trabajando, formándose y poniéndose
al servicio de la Diócesis a través de la citada comisión. Y en
tercer lugar, invito a que acojamos el Año de la misericordia,
convocado por el Papa Francisco, en perspectiva misionera.
Confiamos
en que esta hermosa labor, que nos implica a todos en la nueva
evangelización, será secundada por la especial intercesión de
santa Teresa de Jesús; ella nos invita a que «juntos andemos» en
la alegre misión de anunciar a Jesucristo en nuestra querida tierra
de Ávila.
+ Jesús, Obispo de Ávila
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