domingo, 4 de enero de 2015

La Diócesis de Ávila se congratula del nombramiento de Mons. Blázquez como nuevo Cardenal de la Iglesia Católica

Mons. Blázquez (centro), en la Misa de Apertura del
Año Jubilar Teresiano, 15/10/2014 (Ávila)
Esta mañana, el Papa Francisco ha anunciado la próxima celebración de un nuevo Consistorio en Roma, en el que creará 20 nuevos Cardenales. Entre ellos, el Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal, el abulense Mons. Ricardo Blázquez. Toda la Iglesia de Ávila, encabezada por su Obispo Mons. Jesús García Burillo, recibe con gran alegría y satisfacción esta noticia que anuncia que un hijo de esta diócesis recibirá tan magna distinción del Santo Padre. Es un motivo de gozo para todos nosotros. Mons. Blázquez cuenta con nuestro sincero afecto y nuestra oración en este nuevo cometido, para que el Señor le asista en su Ministerio y le permita realizarlo para verdadero provecho de su Iglesia.

Mons. Ricardo Blázquez es natural de la localidad abulense de Villanueva del Campillo, donde nació el 13 de abril de 1942. En su pueblo natal siempre estaba dispuesto a echar una mano a su padre con las tareas del campo y el ganado. Su vocación religiosa la despertó junto al párroco de Villanueva, el padre Fidel, con quien ejerció como monaguillo. Y muy pronto, con sólo 12 años, salió de su pueblo para estudiar en el Seminario Menor, que entonces se encontraba en Arenas de San Pedro. De allí, al Seminario Mayor de Ávila, donde continuó sus estudios hasta 1967. En ese año, el entonces obispo de Ávila, Don Santos Moro Briz, le ordena sacerdote el 18 de febrero. Obtuvo después el doctorado en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma (1967-1972) y también estudió en varias universidades alemanas. En nuestra diócesis también se le recuerda por haber sido el secretario personal de Don Baldomero Jiménez Duque, por entonces Rector del Seminario de Ávila.

La faceta más sobresaliente de D. Ricardo fue su actividad como docente. Secretario del Instituto Teológico Abulense (1972-1976), fue también durante 14 años profesor de la Facultad de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Una Facultad de la que también fue decano entre 1978 y 1981. Más tarde, con el nuevo milenio, fue nombrado Gran Canciller de la Universidad Pontificia de Salamanca (2000-2004). Dos disciplinas constituyeron siempre su tarea docente y sus escritos: la Cristología y la Eclesiología. Dos ejes profundos de su vida cristiana y sacerdotal: el gozo de seguir a Cristo muerto y resucitado, y la alegría de sentirse en la Iglesia como en casa.

Su labor como profesor se interrumpe en abril de 1988, cuando fue elegido obispo de la Iglesia titular de Germa di Galazia y nombrado obispo auxiliar de Santiago de Compostela. De ahí pasó a ser Obispo de Palencia (1992), obispo de Bilbao (1995) y finalmente arzobispo de Valladolid (2010). En el seno de la Conferencia Episcopal (además de sus mandatos como Presidente y Vicepresidente), ha sido miembro de la Comisión para la Doctrina de la Fe (1988-1993) y de la Comisión Litúrgica (1990-1993), y presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe (1993-2003) y de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales (2002-2005).

Quienes mejor le conocen en la diócesis le definen como un hombre bondadoso, prudente, tranquilo, cercano y sencillo, con gran espíritu trabajador, y que siempre se ha sentido orgulloso de sus orígenes humildes; un “cura de Ávila de toda la vida”. Un hombre que “sabe muy bien estar”. También destacan su inagotable capacidad de diálogo, y un excepcional carácter conciliador, como demostró en su etapa como Obispo de Bilbao. Aficionado a leer libros de historia (especialmente de historia de España), tiene por costumbre visitar frecuentemente a la diócesis que le vio nacer y donde comenzó su ministerio sacerdotal. También suele descansar cada verano a los pies de Gredos, en el santuario franciscano de San Pedro de Alcántara (en Arenas de San Pedro). En los últimos meses ha estado con los abulenses en varias ocasiones; le recordamos, sobre todo, presidiendo el pasado 15 de octubre de 2014 la Misa de Apertura del Año Jubilar Teresiano por el V Centenario de Santa Teresa, en la que participaron más de 7.000 personas.

CARDENALES
Después del Papa, es el título de mayor dignidad en la Iglesia. El término proviene de la palabra latina «cardo», que equivale a quicio, gozne sobre el cual gira una puerta o ventana. La creación de cardenales se lleva a cabo por decreto del Santo Padre, y son “creados” en una ceremonia especial llamada "Consistorio público". Los Cardenales forman parte del Colegio Cardenalicio, cuya principal función es la de ayudar colegialmente al Papa en el gobierno de la Iglesia, prestándole consejo sobre muy diversos temas. También son los encargados de elegir a un nuevo Pontífice en caso de fallecimiento o renuncia del anterior, mediante el proceso denominado “cónclave”.

A los Cardenales, que poseen el tratamiento de “eminencia”, se les conoce también como “purpurados”, en referencia al color púrpura de la birreta que reciben del Papa en el consistorio. Birreta del color de la sangre, como dice el mismo rito de esa ceremonia, “para significar que deben estar dispuestos a portarse con fortaleza, hasta el derramamiento de la sangre, por el incremento de la fe cristiana, por la paz y la tranquilidad del Pueblo de Dios y por la libertad y la difusión de la Santa Iglesia Romana”. Se les distingue en el vestir por llevar sotana roja, capelo cardenalicio (sombrero rojo), birreta roja (que les es impuesta por el Papa en el Consitorio Público), y un anillo distinto del de los obispos ordinarios, signo de su matrimonio con la Iglesia de Roma y con toda la Iglesia universal.

Actualmente forman parte del Colegio Cardenalicio 10 cardenales españoles.  De estos, son miembros de la Conferencia Episcopal Española los Cardenales Antonio Mª Rouco Varela (Arzobispo emérito de Madrid),  Francisco Álvarez Martínez (Arzobispo emérito de Toledo), Carlos Amigo Vallejo (Arzobispo emérito de Sevilla), Antonio Cañizares Llovera, (Arzobispo de Valencia), Lluís Martínez Sistach (Arzobispo de Barcelona), José Manuel Estepa Llaurens (Arzobispo emérito Castrense), y Fernando Sebastián Aguilar (Arzobispo emérito de Pamplona y Obispo emérito de Tudela). Además de los españoles en la curia romana, Eduardo Martínez Somalo, Prefecto emérito de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y Camarlengo emérito del Colegio Cardenalicio; Julián Herranz Casado, Presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y Presidente de la Comisión Disciplinar de la Curia Romana; y Santos Abril y Castelló, Arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor.

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