Mons. Blázquez (centro), en la Misa de Apertura del Año Jubilar Teresiano, 15/10/2014 (Ávila) |
Esta mañana, el Papa Francisco ha anunciado la
próxima celebración de un nuevo Consistorio en Roma, en el que creará 20 nuevos
Cardenales. Entre ellos, el Arzobispo de Valladolid y Presidente de la
Conferencia Episcopal, el abulense Mons. Ricardo Blázquez. Toda la Iglesia de
Ávila, encabezada por su Obispo Mons. Jesús García Burillo, recibe con gran
alegría y satisfacción esta noticia que anuncia que un hijo de esta diócesis
recibirá tan magna distinción del Santo Padre. Es un motivo de gozo para todos
nosotros. Mons. Blázquez cuenta con nuestro sincero afecto y nuestra oración en
este nuevo cometido, para que el Señor le asista en su Ministerio y le permita
realizarlo para verdadero provecho de su Iglesia.
Mons. Ricardo Blázquez es natural de la
localidad abulense de Villanueva del Campillo, donde nació el 13 de abril de
1942. En su pueblo natal siempre estaba dispuesto a echar una mano a su padre
con las tareas del campo y el ganado. Su vocación religiosa la despertó junto
al párroco de Villanueva, el padre Fidel, con quien ejerció como monaguillo. Y
muy pronto, con sólo 12 años, salió de su pueblo para estudiar en el Seminario
Menor, que entonces se encontraba en Arenas de San Pedro. De allí, al Seminario
Mayor de Ávila, donde continuó sus estudios hasta 1967. En ese año, el entonces
obispo de Ávila, Don Santos Moro Briz, le ordena sacerdote el 18 de febrero. Obtuvo
después el doctorado en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de
Roma (1967-1972) y también estudió en varias universidades alemanas. En nuestra
diócesis también se le recuerda por haber sido el secretario personal de Don
Baldomero Jiménez Duque, por entonces Rector del Seminario de Ávila.
La faceta más sobresaliente de D. Ricardo fue
su actividad como docente. Secretario del Instituto Teológico Abulense
(1972-1976), fue también durante 14 años profesor de la Facultad de teología de
la Universidad Pontificia de Salamanca. Una Facultad de la que también fue
decano entre 1978 y 1981. Más tarde, con el nuevo milenio, fue nombrado Gran
Canciller de la Universidad Pontificia de Salamanca (2000-2004). Dos disciplinas
constituyeron siempre su tarea docente y sus escritos: la Cristología y la
Eclesiología. Dos ejes profundos de su vida cristiana y sacerdotal: el gozo de
seguir a Cristo muerto y resucitado, y la alegría de sentirse en la Iglesia
como en casa.
Su labor como profesor se interrumpe en abril
de 1988, cuando fue elegido obispo de la Iglesia titular de Germa di Galazia y
nombrado obispo auxiliar de Santiago de Compostela. De ahí pasó a ser Obispo de
Palencia (1992), obispo de Bilbao (1995) y finalmente arzobispo de Valladolid
(2010). En el seno de la Conferencia Episcopal (además de sus mandatos como
Presidente y Vicepresidente), ha sido miembro de la Comisión para la Doctrina
de la Fe (1988-1993) y de la Comisión Litúrgica (1990-1993), y presidente de la
Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe (1993-2003) y de la Comisión
Episcopal de Relaciones Interconfesionales (2002-2005).
Quienes mejor le conocen en la diócesis le
definen como un hombre bondadoso, prudente, tranquilo, cercano y sencillo, con
gran espíritu trabajador, y que siempre se ha sentido orgulloso de sus orígenes
humildes; un “cura de Ávila de toda la vida”. Un hombre que “sabe muy bien
estar”. También destacan su inagotable capacidad de diálogo, y un excepcional
carácter conciliador, como demostró en su etapa como Obispo de Bilbao.
Aficionado a leer libros de historia (especialmente de historia de España), tiene
por costumbre visitar frecuentemente a la diócesis que le vio nacer y donde
comenzó su ministerio sacerdotal. También suele descansar cada verano a los
pies de Gredos, en el santuario franciscano de San Pedro de Alcántara (en
Arenas de San Pedro). En los últimos meses ha estado con los abulenses en
varias ocasiones; le recordamos, sobre todo, presidiendo el pasado 15 de
octubre de 2014 la Misa de Apertura del Año Jubilar Teresiano por el V Centenario
de Santa Teresa, en la que participaron más de 7.000 personas.
CARDENALES
Después del Papa, es el título de mayor
dignidad en la Iglesia. El término proviene de la palabra latina «cardo»,
que equivale a quicio, gozne sobre el cual gira una puerta o ventana. La
creación de cardenales se lleva a cabo por decreto del Santo Padre, y son
“creados” en una ceremonia especial llamada
"Consistorio público". Los Cardenales forman parte del Colegio
Cardenalicio, cuya principal función es la de ayudar colegialmente al
Papa en el gobierno de la Iglesia, prestándole consejo sobre muy diversos temas.
También son los encargados de elegir a un nuevo Pontífice en caso de
fallecimiento o renuncia del anterior, mediante el proceso denominado
“cónclave”.
A los Cardenales, que poseen el tratamiento de “eminencia”, se les
conoce también como “purpurados”, en referencia al color púrpura de la birreta
que reciben del Papa en el consistorio. Birreta del color de la sangre, como
dice el mismo rito de esa ceremonia, “para significar que deben estar
dispuestos a portarse con fortaleza, hasta el derramamiento de la sangre, por
el incremento de la fe cristiana, por la paz y la tranquilidad del Pueblo de
Dios y por la libertad y la difusión de la Santa Iglesia Romana”. Se les
distingue en el vestir por llevar sotana roja, capelo cardenalicio (sombrero
rojo), birreta roja (que les es impuesta por el Papa en el Consitorio
Público), y un anillo distinto del de los obispos ordinarios, signo de su
matrimonio con la Iglesia de Roma y con toda la Iglesia universal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta esta noticia. ¡Gracias!