miércoles, 23 de abril de 2014

Anfitriones de un acontecimiento histórico

(Un reportaje de Elena Rodríguez para la Agencia Ical)

Saben que están ante algo grande. Todos reconocen en el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús un acontecimiento histórico al que quieren asistir como algo más que meros espectadores. Los cerca de 300 voluntarios que han respondido hasta el momento a la llamada de la Diócesis de Ávila son conscientes de la responsabilidad que asumen con su compromiso. Ellos serán la cara y el brazo amigo que la ciudad amurallada tenderá a los miles de visitantes, venidos de todos los rincones el mundo, que pisarán la cuna de Teresa para celebrar los 500 años de su nacimiento.

De ellos dependerá en gran parte la imagen que los peregrinos y turistas se lleven de la ciudad y, por tanto, el recuerdo que se forjen y el ánimo de repetir más allá del año de la efeméride. Ocho de esos voluntarios, con ocho perfiles diferentes, han compartido con Ical su visión de la figura de Teresa, cómo debe aprovechar la ciudad el centenario y las expectativas ante una celebración que marcará el futuro de la ciudad.

Raquel Gómez (Foto: M. Martín / ICAL)
Raquel Gómez es la benjamina del grupo. Con 17 años, el centenario será su primera experiencia de voluntariado y aunque sabe que el próximo curso escolar será duro -2º de Bachillerato- se ha comprometido a echar una mano en las fechas clave en las que se espera una mayor afluencia de visitantes: la apertura del centenario el próximo 15 de octubre; el día del 500 cumpleaños de la Santa (28 de marzo); el Congreso Internacional Teresiano y el encuentro europeo de jóvenes, previstos para agosto de 2015; y la clausura, con la hipotética visita del Papa.

Para esta joven abulense, el V Centenario es una oportunidad para “rendir tributo” a la figura más representativa de Ávila, con la que ha crecido a través de las enseñanzas de sus padres y profesores. Raquel quiere que su ciudad haga honor a eso que se dice de ella de ‘tierra de santos y cantos’ y “sepa dar lo mejor de sí” para que la sensación que se lleven los que pasen por aquí sea de una ciudad “solidaria y al servicio de todos”. Su contribución en este sentido será contagiar a los visitantes su espíritu joven y la vitalidad que su edad le brinda.

Miguel Jiménez (Foto: M. Martín / ICAL)
No obstante, la vitalidad no es virtud exclusiva de la juventud como demuestra Miguel Jiménez, jubilado desde hace cinco años que tuvo claro desde el principio apuntarse como voluntario de un “momento histórico” para Ávila. Para él la jubilación ha supuesto repartir las horas del día en múltiples actividades. En su agenda, el centenario se inscribe como una experiencia de satisfacción personal al poder compartir sus vivencias como abulense y como ciudadano después de haber recorrido media España como empleado de Telefónica.

Desde el monasterio de la Encarnación, al contemplar la Muralla, confiesa que trabajará para que el visitante se lleve en el corazón una ciudad abierta, una “muralla abierta”. Aunque todavía no sabe cuál será la misión que se le encomiende, intuye que su papel podría ser el de coordinar a otros voluntarios. Sostiene que el centenario debe motivar una “reflexión interior”, pero también es consciente de que la ciudad debe aprovecharlo para “exportar su riqueza artística”. “Ávila necesita vida”, reclama.

Entusiasmo por Teresa
Artemio Grande (Foto: M. Martín / ICAL)
Conversando con Artemio Grande y con Guiomar Sánchez Guinea es fácil contagiarse del entusiasmo y admiración que despierta Santa Teresa. A las puertas del lugar donde nació, en la plaza de la Santa, Artemio, maestro y padre de familia, la reconoce como un “personaje mundial” y una figura “impactante” que “invita a implicarse” en la conmemoración de su nacimiento. Para él, el centenario le plantea el reto de descubrir cómo Teresa de Cepeda y Ahumada fue capaz de llevar a cabo una revolución de tal magnitud, con los tiempos en su contra. Artemio, que se declara creyente y practicante, valora “la rebeldía, el coraje y la valentía” de una mujer que “tiene mucho que decirnos después de 500 años”, apostilla, por lo que espera descubrir qué le aporta la Santa en su vida diaria.

Él, que encuentra en las monjas de La Encarnación consejeras que le ayudan a afrontar sus preocupaciones, está convencido de que hay una “tendencia natural” en el ser humano a ayudar a los demás. Para Artemio, ser voluntario forma parte de su manera de vivir porque así lo han educado y trabajará para que el centenario no se quede solo en turismo y economía y sirva “para descubrir el valor de las personas”. Ser voluntario en 2015 significa “dar tu tiempo, en un mundo egoísta, para mostrar la vida de la Iglesia”.

A Guiomar Sánchez Guinea le apasiona Santa Teresa sobre todo por su condición de mujer, una mujer “fascinante, con carisma, coqueta y divertida”, con una personalidad arrolladora. “En nuestra época sería de los nuevos emprendedores”, afirma esta arquitecta, madre de dos niñas de 9 y 5 años, que confiesa que si Santa Teresa viviera hoy, le encantaría formar parte de su grupo de amigos. Sabe que le va a resultar fácil transmitir a los visitantes algo en lo que cree firmemente: que Teresa es un referente actual.
Guiomar Sánchez Guinea (Foto: M. Martín / ICAL)

Guiomar se inscribió como voluntaria porque entendió que había llegado el momento de saldar una deuda que tenía pendiente consigo misma y la flexibilidad que la Comisión de Voluntariado les permite la terminó de convencer. Aunque ha crecido con Teresa, expresa entusiasmada cómo la está redescubriendo con historias como las que hace poco le contaron las carmelitas descalzas de Piedrahita. “Redescubres, por ejemplo, el concepto de amistad entre un hombre y una mujer, que nadie se lo cree hoy y que es posible”, subraya. Además, está convencida de que el voluntariado llenará esa faceta solidaria que tiene todo ser humano y que completa a la profesional “que se llena con el trabajo” y a la humana “que llenas con la familia”.

Compartir creencias
Muchos de los voluntarios para el V Centenario ya lo fueron durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2011. Es el caso de Francisco Fontanals, funcionario que repite experiencia
Francisco Fontanals (Foto: M. Martín / ICAL)
animado por “crecer” como persona acercándose a gente “que cree en lo mismo que tú”, afirma a las puertas del convento de San José, primera fundación de Santa Teresa, acompañado por Ana, su pareja, que también será voluntaria. Francisco apuesta por que la ciudad aproveche el acontecimiento “espiritualmente”, para difundir una figura cuyo desconocimiento es más acuciante a nivel nacional que internacional. “La gente viene a Ávila más por Santa Teresa que por la Muralla”, sostiene. No obstante, no olvida que el centenario es también una oportunidad para “venderse a nivel mundial”, así como las facetas cultural y educativa.

Ana Fontán (Foto: M. Martín / ICAL)
Ana Fontán también fue voluntaria en la JMJ. Le gustó el sentirse en familia con personas que comparten la misma fe y comprobar así “que no eres un bicho raro”. Esta estudiante universitaria cree que el centenario es una oportunidad para mostrar “una Iglesia joven” y a ello dedicará su vocación de servicio y su “alegría”. Para ella Santa Teresa es “un ejemplo a seguir”, que fue capaz de llevar a cabo toda una “revolución” salvando todo tipo de obstáculos y que imparte lecciones “que no pasan de moda”. Como muchos otros, esperan ilusionados que el papa Francisco confirme su presencia. “Si viene el papa, ¡me vuelvo loca!”, reconoce esta joven abulense que recuerda entusiasmada que estaba en Roma el día de la última fumata blanca.

Ávila, ciudad abierta
Esther Ramírez (Foto: M. Martín / ICAL)
Los voluntarios del V Centenario quieren que los visitantes se lleven una imagen de la gente de Ávila que dista mucho de los tópicos que pesan sobre ella. Quieren mostrar una ciudad de mentalidad abierta, cálida, pendiente de las necesidades de los demás. En definitiva, lograr que a los que vengan atraídos por el centenario “les apetezca repetir”. Así lo estima Esther Ramírez, que ha decidido invertir en este objetivo el tiempo libre derivado de su situación de desempleo. Esther es licenciada en Derecho y está aprovechando el centenario para profundizar en la vida y obra de Teresa, bien a través de libros o de las conferencias organizadas por la comunidad carmelita. Ha crecido con Teresa porque vive junto al convento y además una de sus tías es agustina en el convento de Santa María de Gracia. Para Esther, su misión como voluntaria es “transmitir lo que es la gente de Ávila y la importancia que Santa Teresa tiene para nosotros”.
Almudena Pérez Arés (Foto: M. Martín / ICAL)

Almudena Pérez Arés también quiere que la impresión que se lleve la gente sea la de una ciudad “abierta y acogedora”. Esta periodista abulense de 26 años ayudará en materia de comunicación y relaciones con los medios, para lo que la ayudará y mucho su conocimiento de idiomas ya que habla inglés, francés, italiano y alemán. Ha comprobado que Santa Teresa es la principal referencia para Ávila en el mundo y concibe el centenario como una oportunidad para difundir sus enseñanzas. Fue voluntaria durante la JMJ en Ávila y en Madrid, experiencia que define como “gratificante” porque permite vivir de una manera más intensa cualquier acontecimiento.

Almudena, Esther, Ana, Francisco, Guiomar, Artemio, Miguel y Raquel representan la diversidad de los voluntarios del V Centenario. Ocho nombres y ocho rostros que simbolizan la implicación desinteresada de una ciudad a la que mirarán los ojos del mundo a partir del próximo 15 de octubre. Sus manos recibirán y acogerán a miles de turistas y peregrinos. Ellos, los voluntarios, son los anfitriones de un acontecimiento histórico.

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