viernes, 11 de octubre de 2013

El rincón de la santidad (IV): Otros abulenses martirizados en España.

FÉLIX PÉREX PORTELA, secretario de don Manuel Basulto, obispo de Jaén, nació en Adanero en 1895. Estudió en Madrid y en Roma, donde fue ordenado sacerdote por el cardenal Merry del Val. Cuando monseñor Basulto fue preconizado a esta sede andaluza, Félix le acompañó, generoso. Allí destacó por su exigencia personal y por su generosidad con el prójimo, decidido y ponderado en los graves asuntos de gobierno a los que tuvo que asistir. La República fue el camino hacia el Calvario para un sacerdote que permaneció fiel al lado del pastor, señalado, amenazado; pero unido sin dudar al único Pastor y Príncipe de los mártires. El 2 de agosto de 1936 fue apresado y conducido a la catedral, donde se encontró con don Manuel. El 12 de agosto, después de diez días de refinadas torturas físicas y morales, fue trasladado hasta Alcalá de Henares junto a otros sacerdotes jiennenses, a los que animó a perseverar hasta la muerte y, desde allí, a las cercanías del apeadero del Pozo del Tío Raimundo, donde fue martirizado. Sus restos, junto a los demás sacerdotes, fueron trasladados a la Cripta del Sagrario de la catedral de Jaén.

SOR ASUMPTA (JULIANA) GONZÁLEZ TRUJILLANO nació en El Barco de Ávila en 1881. En 1903 ingresó en el noviciado de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, que habían llegado a su pueblo natal en 1885. En 1910, emitió los votos perpetuos en la casa que el Instituto tenía en La Coruña y fue enviada a fundar la comunidad de Arenas de San Pedro, donde permaneció tres años. Luego pasó a la casa general, donde destacó por su fidelidad, exactitud en el deber, capacidad de sacrificio personal e intimidad con Cristo. Al estallar la persecución religiosa, obediente a sus superioras, se trasladó con la general a Madrid con el encargo de llevar los escasos recursos de la congregación a una embajada extranjera. Sin embargo, el 20 de octubre de 1936, fue detenida por los milicianos y encerrada en la checa de Fomento. En su cautiverio, llamó la atención por su entrega y por la entereza con que afrontó el martirio. Apenas quedan detalles de sus últimos momentos. Tampoco ha llegado la memoria de su sepultura. Llegó, sobre todo, la luz con que iluminó a sus hermanas de comunidad y la hondura espiritual con que fortaleció la fe de las que sufrieron con ella en la checa de Fomento.

FRAY DANIEL MARÍA GARCÍA ANTÓN nació en 1913 en Navacepeda de Tormes. Cuando todavía era un niño, su madre, maestra nacional, fue trasladada a Vallelado, en Segovia, cerca del santuario del Henar, donde acudió muchas veces a rezar a la Virgen y donde conoció a los padres Alberto Marco y Rafael Sarría, que acompañaría más tarde en su vocación carmelitana y en su martirio. En 1927 ingresó en el seminario carmelita de Villarreal, en Castellón. En 1929 pasó al noviciado de Onda y en 1930 profesó en la Orden del Carmen e inició sus estudios en Caudete, Albacete, hasta que fue expulsado en 1931 tras el advenimiento de la Segunda República. De regreso a Onda, destacó por su carácter equilibrado, discreto, silencioso, constructor de la vida comunitaria por su piedad y su dedicación al estudio, que afrontó con más tenacidad que dotes naturales. El 27 de julio de 1936 fue arrestado con toda la comunidad, alrededor de treinta religiosos, y sufrió numerosos registros, interrogatorios y vejaciones. Trasladado a Valencia y luego Madrid, entregó su vida por Cristo contra las tapias del cementerio de Carabanchel Bajo el 18 de agosto de 1936. Tenía veintidós años. 

FRAY AURELIO MARÍA GARCÍA ANTÓN, hermano de Daniel, nació también en Navacepeda de Tormes, en 1916. En la misma estela vocacional que su hermano, en 1928, desde Vallelado (Segovia), se trasladó al seminario menor carmelita de Villarreal, en Castellón. En 1931 tuvo que regresar a su casa, expulsado con toda la comunidad tras la proclamación de la Segunda República. Pero pronto volvió al convento carmelita del Henar, donde profesó en 1933. Compasivo y cariñoso, encandiló a sus compañeros por su sonrisa sencilla y profunda. Destacó en sus estudios hasta que, el 27 de julio de 1927, fue apresado con toda la comunidad de Onda y martirizado en Carabanchel Bajo el 18 de agosto de 1936. Tenía 19 años. Sus restos, junto a los de su hermano Daniel, reposan hoy en el santuario del Henar, en Segovia.

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