El próximo sábado 29 de noviembre se inaugura oficialmente
el Año de la Vida Consagrada, propuesto por el Papa Francisco para toda la
Iglesia universal. En nuestra diócesis comenzaremos este año de gracia con una
vigilia de oración, preparada por CONFER diocesana, que tendrá lugar en el
Convento de La Santa a las 17:30 horas.
Un primer regalo de la mano de Santa Teresa
El Papa Francisco ha querido que este año en que celebramos
el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa esté especialmente dedicado a
agradecer y dejarnos orientar por la vida consagrada, presente en medio de
nosotros, ya que ella alcanzó la santidad y dio grandes frutos en la Iglesia,
viviendo como consagrada al Señor. Acogemos esta iniciativa como una ayuda para
vivir lo que este intenso año de gracia significa, con todo el colorido y
aportación que hacen a la Iglesia los hermanos y hermanas consagrados.
La presencia de la vida consagrada en la diócesis de Ávila
Esta presencia es muy fuerte en número y en significación.
Nos hacen cercanos los carismas que ha hecho surgir el Espíritu a lo largo de
toda la historia de la Iglesia. Estas son las cifras en la actualidad:
- Religiosos varones: 6 comunidades, con 69
sacerdotes y hermanos
- Monasterios: 15 comunidades, con 232 monjas
- Religiosas: 24 comunidades, con 203 hermanas
- Institutos seculares: 2 instituciones, con 26
miembros
- Sociedades de Vida Apostólica: 7 comunidades,
con 49 miembros.
La vida consagrada en la misión diocesana convocada
Desde las personas especialmente consagradas al Señor
entendemos mejor los cuatro aspectos sobre los que nuestro Obispo quiere
fundamentar la misión diocesana que este año se pretende llevar a cabo, con
motivo del V Centenario de Santa Teresa:
1.- Nos dicen con su vida entregada al Señor que para
evangelizar es imprescindible que Cristo sea el centro de nuestras miradas y
nuestro corazón.
2.- Sus monasterios y casas religiosas son verdaderas
familias donde la fraternidad se hace visible y nos sirve de ejemplo.
3.- Han acogido la llamada de Cristo a dejarlo todo, para
que Él sea el único tesoro de su vida. Y viven en austeridad, compartiendo todo
entre ellos y con los necesitados.
4.- La razón de su consagración y su gran afán es
manifestarnos el amor de Dios gratuito y misericordioso y a ello dedican con
gran ardor apostólico toda su vida y trabajos.
Apreciamos a los consagrados especialmente por lo que son,
unas vidas totalmente entregadas a Dios y a los hombres, sus hermanos, desde
la oración y la caridad. Pero también contamos con ellos en unión, codo a codo,
con los sacerdotes y los laicos, a la hora de llevar a cabo las diversas
acciones evangelizadoras.
Lo que se pide a las personas consagradas
En palabras de San Juan Pablo II: “Vivid plenamente vuestra
entrega a Dios, para que no falte en este mundo un rayo de la divina belleza,
que ilumine el camino de la existencia humana. Los cristianos necesitan
encontrar en vosotros corazones purificados que vena Dios en la fe, personas dóciles al Espíritu
Santo que caminan libremente en la fidelidad a una llamada y una misión. Tenéis
la tarea de invitar nuevamente a los hombres y muejres de nuestro tiempo a
mirar hacia lo alto, a no dejarse enrollar por las cosas de cada día, sino a
ser atraídos por Dios y por el Evangelio de su hijo”.
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