La exposición de Las Edades del Hombre en
Arévalo está teniendo un enorme éxito. Los visitantes de “Credo” se van dejando
seducir por la belleza de las piezas artísticas y descubren en ellas no sólo lo
que perciben con la vista o incluso con el tacto, sino también el trasfondo
revelador que ha inspirado al artista. Ese trasfondo es la esencia de “Credo”,
esto es, la fe y la verdad revelada. Las imágenes expuestas no son sólo el
fruto de la imaginación y del talento del artista, sino también la verdad que
lo ha inspirado, la presencia del Invisible. Sólo esta presencia es la que da
sentido a la obra.
El arte religioso es la expresión de una
verdad revelada, de una verdad que trasciende y da sentido a la belleza y a la
forma impresa por el artista. Es una confesión de fe y una epifanía del
Absolutamente bello. Una confesión creyente que nace en el corazón del artista
con los trazos y el estilo que le brindan una cultura y una época concreta de
la historia. Las imágenes religiosas expresan figurativamente aquella
experiencia de relación con Dios que desvela contemporáneamente la verdad del
hombre. A su vez, esa presencia misteriosa, silenciosa y velada de Dios en el
mundo resuena en la belleza de las obras.
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