Mientras preparamos nuestra visita a la
exposición “Credo” en Arévalo, continuamos nuestra reflexión sobre la via
pulchritudinis, es decir, el camino de la belleza como preámbulo de la fe. Como
dijimos anteriormente, la vía de la belleza puede abrir el camino a la búsqueda
de Dios y orientarla, y es capaz de disponer el corazón y el espíritu para el
encuentro con Cristo, que es la suprema Hermosura.
En primer lugar, veamos
cómo la contemplación de la naturaleza nos ayuda a descubrir su Autor. Si a los
hombres de todos los tiempos les asombra y cautiva la hermosura de la
naturaleza, su poder, su energía -dice el libro de la Sabiduría-, «calculen
cuánto más poderoso es quien la hizo, pues por la grandeza y belleza de las
criaturas se descubre por analogía a su Creador» (13, 4-5). La naturaleza es un
templo donde se manifiesta la belleza y el poder de Dios, del que decimos en el
credo «que ha creado el cielo y la tierra».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta esta noticia. ¡Gracias!