Más de medio millar de personas
arroparon en la tarde de ayer a los familiares de las víctimas del dramático
accidente de autobús de La Paramera en el funeral celebrado en su memoria en la
Catedral del Salvador.
Autoridades locales, regionales y
nacionales quisieron compartir el dolor de unos familiares que dieron ejemplo
con su entereza y serenidad pese a la tragedia que están viviendo. De esta
forma, pudieron recibir el pésame, entre otros, del presidente de la Junta de
Castilla y León, Juan Vicente Herrera; el subsecretario de Estado de Interior,
Luis Aguilera; la directora general de Tráfico, María Seguí; el delegado del
Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano; los consejeros Antonio Silván
y Alicia García; el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, y el
presidente de la Diputación, Agustín González. También estuvieron presentes el
Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez (natural de Villanueva del
Campillo, Ávila), y Mons. Bartolomé Adoukonou, Obispo de Benin (que se
encuentra en nuestra diócesis en estos días).
El Obispo de Ávila, Mons. Jesús
García Burillo, acompañado por más de una veintena de sacerdotes (entre los que
se encontraban los párrocos de las localidades afectadas), recordó también a
los heridos que aún permanecen hospitalizados, así como quiso hacer una oración
especial por el conductor del autobús, "sin querer entrar en juicios de
valor".
En su homilía, el prelado
abulense quiso dejar constancia de la cercanía espiritual de la Iglesia,
recordando a las familias que "no están solas", y encomendándoles a
la Virgen del Carmen, próximos a celebrar su fiesta. Además, quiso remarcar tres momentos del
Evangelio que pueden ayudar en a los familiares en estos momentos. El primero
de ellos es el silencio, porque “hay momentos en los que no sabemos que
decir” para consolar a las personas que han sufrido una gran pérdida, pero a
los que puede ayudar nuestra compañía. El segundo momento es el
sentimiento que nace del amor “y Jesucristo no los demostró dando su vida por
nosotros”; y el tercero es la resurrección “y ese también es el
destino de las personas que murieron en la Paramera”.
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