Parece que hace demasiado poco tiempo estábamos en
Navidad, y nos adentramos ya en uno de los tiempos fuertes litúrgicos: La
Cuaresma. Hoy, miércoles de Ceniza, escucharemos al sacerdote una frase interpeladora: "Convertíos y creed en el Evangelio". Así comenzaremos los 40 días de peregrinación hacia la Pascua. Además, esta será la
frase que más escuchemos los próximos meses en nuestra diócesis de Ávila: es el
objetivo de nuestro Plan Pastoral 2012 - 2013.
Intentar cambiar nuestra forma de vivir y expresar
nuestra fe para poder transmitirla hoy es algo que debemos lograr todos los
cristianos, especialmente en Cuaresma. Especialmente ESTA Cuaresma del Año de la Fe. La conversión es la
condición para entrar, recibir, y acoger a Dios. Implica un cambio de camino,
de mentalidad, de forma de vivir, de pensar, de creer, de amar. Envuelve y
transforma todas las dimensiones de la vida. La conversión es, fundamentalmente, un cambio de actitud que nace de
adentro y se expresa en la vida concreta. Porque si la fe no adquiere nueva
vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro
con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces. La Cuaresma debe constituir el comienzo de un camino
común de conversión para una nueva evangelización.
Un camino que nos lleva a la cruz, que, como en la imagen
de portada, se abre al hombre para ofrecerle la salvación.
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